Un tribunal de Idaho sentenciará a Bryan Kohberger a prisión por el asesinato a puñaladas de cuatro estudiantes de la Universidad de Idaho, semanas después de que Kohberger aceptara un acuerdo de culpabilidad que descarta la pena de muerte.
Se espera que los familiares de las víctimas intervengan en la audiencia de sentencia el miércoles en un tribunal del condado de Ada en Boise. Se espera que se centren en una pregunta central que aún no ha sido respondida: ¿Por qué un estudiante de posgrado asesinaría brutalmente a cuatro estudiantes de una universidad cercana y dejaría con vida a dos de sus compañeros de habitación?
La audiencia está programada para comenzar a las 11 a. m., hora del este, y se espera que dure todo el día. Será transmitida en vivo por el tribunal . Puede verla aquí:
El acuerdo de culpabilidad estipula que Kohberger, de 30 años, cumpla una pena de prisión que incluye cadena perpetua por cada asesinato y hasta 10 años por un cargo de robo relacionado. Las condenas se cumplirían consecutivamente según el acuerdo, y Kohberger pierde el derecho a apelar o solicitar clemencia. Se declaró culpable formalmente el 2 de julio, pero no ofreció ninguna explicación sobre sus delitos.
“¿Se declara culpable porque es culpable?”, le preguntó el juez de distrito Steven Hippler a Kohberger en la audiencia de cambio de declaración.
“Sí”, respondió Kohberger, una respuesta que repitió cuando le preguntaron si era culpable de cada asesinato.
Algunos familiares de los cuatro estudiantes —Kaylee Goncalves, de 21 años; Madison Mogen, de 21 años; Xana Kernodle, de 20 años; y Ethan Chapin, de 20 años— han criticado el enfoque de los fiscales respecto del acuerdo de culpabilidad, diciendo que omite una explicación o motivo de los asesinatos.
“Hoy era el día, el día de las respuestas, el día de averiguar qué sucedió, de averiguar realmente lo que hizo el acusado esa noche y por qué les quitó la vida a cuatro personas maravillosas”, declaró la familia Goncalves en un comunicado el día en que Kohberger se declaró culpable. La familia afirmó que ellos y los familiares de otras víctimas llevan más de dos años viviendo en esta cámara de tortura.
