El cometa 3I/ATLAS ha despertado un gran interés en la comunidad científica, superando incluso la curiosidad generada por otros cometas como Halley, Hale-Bopp e incluso Oumuamua, el primer objeto interestelar detectado en nuestro sistema solar. Y es que esta vez, aunque el 3I/ATLAS también se haya clasificado como un cometa de origen interestelar por la NASA y la Agencia Espacial Europea, nunca un objeto con sus características se había acercado tanto a la Tierra.
Para hacernos una idea, el 3I/ATLAS, se encuentra a punto de pasar a unos 270 millones de kilómetros de nuestro planeta, prácticamente al doble de la distancia que nos separa del Sol, pero bajo una proximidad relativa que se ve con poca frecuencia. Aun así, no existe ningún riesgo de colisión ni de alteraciones gravitatorias. La expectativa no tiene que ver con la seguridad, sino con las propiedades químicas, ya sus componentes podrían ser estudiados para entender otros sistemas planetarios.
¿Qué hace al 3I/ATLAS tan especial?
Con una edad estimada de 7.000 millones de años, 3I/ATLAS ya existía mucho antes de la formación del sistema solar. Lo que distingue a 3I/ATLAS de otros objetos interestelares es su actividad. Al acercarse al Sol libera gases como metanol y cianuro de hidrógeno, moléculas clave en la química prebiótica que pueden contribuir a la formación de aminoácidos y bases del ADN y ARN, en otras palabras “la vida”.
El astrofísico Avi Loeb ha planteado, de manera especulativa, que 3I/ATLAS podría actuar como un “jardinero cósmico”, transportando compuestos químicos esenciales en planetas o lunas interesterales. Durante su recorrido, ha pasado relativamente cerca de planetas como Venus, Marte y Júpiter, y su trayectoria lo llevará por regiones con grandes cuerpos con agua líquida o hielo, como Encélado.
Es importante subrayar, sin embargo, que el cometa no transporta organismos vivos, sino los precursores químicos que podrían iniciar procesos biológicos.
¿Cómo ver el cometa 3I/ATLAS?
El cometa ha sido observado desde múltiples plataformas. El telescopio espacial Hubble captó imágenes detalladas poco después de su descubrimiento en julio de 2025, y la misión JUICE de la Agencia Espacial Europea también ha contribuido a su estudio, registrando la coma brillante y sus dos colas, de plasma y de polvo. Incluso se realizaron observaciones desde Marte, usando la cámara HiRISE, cuando 3I/ATLAS pasó a unos 30 millones de kilómetros del planeta rojo.
Desde la Tierra, 3I/ATLAS no será visible a simple vista, pero sí puede observarse con telescopios y prismáticos potentes, sobre todo desde zonas con baja contaminación lumínica. Los astrónomos recomiendan buscarlo durante la madrugada, cuando alcanza mayor altura en el cielo.
