La filosofía de Javier “Chicharito” Hernández se basa en imaginar cosas chingonas, sin importar lo complicado que sea hacerlas realidad. Su regreso a Chivas, el club donde se formó como futbolista, tenía la intención de llevar al equipo de nuevo a los primeros planos.
Sin embargo, un penalti errado en la vuelta ante Cruz Azul terminó por alejar al Rebaño de lo que tanto soñaban, convirtiéndose en un momento que contrastó con la visión que tenía para su posible último partido con el club.
La presión del penal decisivo
Cuando parecía que Romo sería el encargado de cobrar el trascendental penal, Chicharito tomó el balón y se perfiló. Los ojos de todo el Estadio Olímpico Universitario se posaron en él, y la presión del momento terminó por consumirlo. Su disparo se fue muy por encima, y la oportunidad perdida se convirtió en una metáfora de su segunda etapa con Chivas.
Su rol en el vestidor
Más allá de los goles, algunos destacan que el valor de Javier Hernández radica en su peso en el vestidor y en la capacidad de transmitir la esencia de Chivas a los jóvenes. Sin embargo, la crítica se centra en su capacidad de anotar, y es allí donde se mide realmente su impacto en el equipo durante esta segunda etapa.
Comparación con su primera etapa
El paso de Chicharito por Chivas se puede analizar en dos vertientes: la del joven que deslumbró antes de ir a Europa y la de su regreso tras una destacada carrera internacional. Antes de su fichaje con el Manchester United, marcó 29 goles con el Rebaño. A su vuelta, apenas ha logrado anotar cuatro, lo que evidencia un contraste marcado entre su pasado y su presente.
Polémicas y lesiones
Su segunda etapa en Chivas también ha estado marcada por polémicas: una estridente personalidad fuera de la cancha, declaraciones controversiales y publicaciones en redes sociales.
Además, las lesiones han limitado su continuidad, impidiéndole acercarse a aquel jugador que alguna vez deslumbró al público.


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